Assaif w el3omla (La espada y la moneda)

No sé
cómo es que pocos
ven la conección
entre la noblesse
y los parásitos de sangre;
como ambos
la sangre les confirió poder
que ganaron de maneras
tan sangrientas como los cuentos
y la historia.

No sé
cómo es que pocos
se fijan de que
entre la noblesse et la borgoisie
las diferencias son de nombre,
y el abandono de espada y máscara
por billetera y vino.

No sé
cómo es que tantos,
para rabia de quienes
cargan un mundo mejor
en sus corazones,
aspiran ser parásitos
mientras los desangran
porque creen imposible
romper las cadenas
entre amo y esclavo.

Sé que hay
niveles de pervasividad
de cadenas más sutiles
que el oro contante y sonante
y los tanques amarrados
con balas y bombas.
Sí, el dulce cianuro
que mata de a poco
e imposibilita morar
esconde en su nombre
su razón de atar sin escapatoria
al perderse la filia de iguales
y asentarse el amor de amos.

-EXV
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La presencia anarquista en el ciberespacio

Aunque me arriesgo a caer en el monólogo, la cuestión de principios o sencillamente ambos, no puedo evitar preguntarme: ¿cuán útil es la presencia anarquista en el ciberespacio?
Hay ámbitos en los que queda más claro y ´posiblemente hasta se caiga de la mata que nuestra presencia e involucramiento es esencial, especialmente todo lo que tenga que ver con la denominada piratería; es de anarquistas impulsar y tomar parte en el libre y gratuito compartir de información, ideas, arte, música, software, libros electrónicos y otros. De eso no cabe duda.

No obstante, en lo que más directamente cabe y concierne nuestro Ideal, ¿cuán útil o necesaria es nuestra presencia en el ciberespacio? Sé que esto se publicará en un blog y por ende estará presente en el ciberespacio pero igual no puedo evitar preguntarme cuán útil o beneficioso al Ideal es esto de presentar nuestros temas en el ciberespacio y tratar de impulsar el tipo de sociedad que queremos. Y el cuestionamiento surge de varias cosas que he observado en el internet, como por ejemplo:

·         La obstinación generalizada de usar el internet para distraerse y no informarse (¡Dios libre! Hace daño estar leyendo de esas cosas que pasan)
·         La convención social del internet de sólo aceptar creer cosas que se aprendan a través del chiste o un mero video de YouTube, sin exigir fuentes o ser muy crítico de las fuentes presentadas
·         La triste tendencia a que los blogs los leen y siguen aquellos que ya andan convencidos de lo que se dice en el blog
·         El bombardeo de anuncios en prácticamente todo foro de parte de los capitalistas
·         La creciente falta de espacios públicos reales, ya que casi todo le pertenece a los Estados o a los capitalistas
·         La asunción generalizada de que la sociedad no se puede cambiar, y sólo se puede vivir en el carpe diem o luchar por meras reformas para tus conocidos más cercanos.

A menudo los anarquistas, igual que los marxistas, escriben y hablan de “la revolución” que traerá a la realidad nuestras ambiciones. Pero no puedo evitar preguntarme de qué revolución hablan. La Revolución Francesa no logró acabar con los absolutistas ni traer la igualdad social más de lo que el asesinato trae la resurrección, y lo mismo ha pasado con la revolución Bolchevique, la cubana, y muchas otras llamadas revoluciones. Perdonen mi cinismo respecto a las insurrecciones, pero la única manera en que se me hace posible y razonable entender el concepto de Revolución Social de Bakunin es entender revolución no como insurrección masiva y cambio de estructura social forzado sino más bien como un cambio a algo radicalmente distinto a lo ya conocido a través de la costumbre, la práctica, la utilidad y el ejemplo. Me consta por razones lógicas que para que esto se dé a cabo hacen falta el convencimiento político-moral que irrevocablemente lleve a la práctica del ideal anarquista y socialista libertario de manera repetida y numerosa en el ámbito micro para que se torne macro y que a este proceso se le llame la revolución social, pero, ¿cómo logramos ese convencimiento de manera inquebrantable? ¿Cómo logramos que no sólo saque raíces la semilla libertaria, sino que de ella surja un árbol que rehúse dejar de crecer y dar fruto hasta morir? Y, volviendo al punto de partida, ¿de qué manera contribuye, realmente, nuestra presencia en el ciberespacio a ello?

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Voces libertarias: Orígenes del anarquismo en Puerto Rico



(Según publicado en Facebook)
 
Libros AC los invita a la presentación del libro de historia "Voces libertarias: Orígenes del anarquismo en Puerto Rico" del historiador puertorriqueño Jorell Meléndez Badillo a celebrarse el jueves, 21 de marzo a las 7:00pm en la librería en la 1510 Ave. Ponce de León en Santurce.

Estacionamiento disponible en el multi-piso de Ciudadela de Santurce.
Para más información: info@librosac.com nopasaranjamas@gmail.com 787-998-5132

Más allá del reino del empleo y desempleo


En Puerto Rico, ha comenzado un “nuevo” Gobierno y ya es palpable que, sin contar ciertos parches necesarios ante las circunstancias, los políticos nos ofrecen más de lo mismo, principalmente en el ámbito laboral: empleo, subempleo y desempleo, nada más. No habrá que esperar mucho para admitir que el ejercicio electoral sirvió de muy poco, o nada, en favor de una sociedad – de sociedades – de individuos libres. Pero comencemos con las (pocas) buenas noticias de este evento.

Considero útil la movida para incluir a las parejas de hecho y a las del mismo sexo en legislaciones que buscan evitar el abuso en el hogar (ley 54). También la movida del municipio de San Juan para extender ciertos beneficios marginales que ya poseían los matrimonios (heterosexuales) a las parejas (de cualquier orientación sexual) que conviven sin la “bendición estatal”. Este tipo de medidas no interfieren con la igual-libertad de los demás, sino que acrecentan las posibilidades de ver la justicia desde una óptica igual-libertad. Sin embargo, se trata de medidas que eliminan arbitrariedades estatales que favorecen un sólo tipo de familia y la proyección estatal de la perspectiva puritana que considera ciertas orientaciones sexuales como no aceptables y “anti-naturales”.

Ahora bien, a pesar del Estado y el Gobierno de turno, nos toca a todos fomentar culturas de respeto y tolerancia ante comportamientos humanos que en nada nos agreden u obstaculizan y que para nada resultan en proyectos de conquista y explotación. Investiguemos y propaguemos formas alternativas de proteger la igual-libertad que concuerden con nuestros principios libertarios. Esto es en definitiva un proyecto a largo plazo pero que bien podría considerarse propaganda por el hecho y acción directa de gran eficacia para insertarnos en las luchas del activismo civil ofreciendo recursos revolucionarios, evitando sumarnos a las tendencias reformistas que tan mal sabor nos dejan por su mínimo alcance en la praxis.

Volvamos al tema del empleo, de los 50,000 empleos prometidos por el Gobernador de turno. Aunque nos prometiera un millón de empleos, ¡empleos para todo el mundo!, el empleo es precisamente el yugo, la dictadura, la subordinación, el método de producción capitalista por excelencia. A pesar de la sustitución de empleados por máquinas y robots, el empleado es en ciertas áreas de la industria más barato (considere la fabricación de ipods, por ejemplo) que la producción automatizada y todavía más barato y necesario en diversas áreas del sector de los servicios, que tanto a crecido en el capitalismo post-industrial. Sin embargo, si el empleo es necesario para muchos de los humanos que habitan nuestro planeta es porque el “auto-empleo” es ya casi imposible.
 
La lógica del empleo – el yo trabajo para un sueldo bajo las órdenes y el beneficio de corporaciones capitalistas, en no muy pocas ocasiones, –  a calado tan profundo en nuestra cultura que la búsqueda del sustento por cuenta propia se puede definir en términos del mismo. O empleo o auto-empleo o desempleo o empleador. Empresarismo le llaman a esta vaina. ¿Dónde a quedado el cooperativismo, la autogestión y el sindicalismo revolucionario en todo esto? ¿Dónde la empresa o municipio comunista entra como opción?

Para hacer el cuento largo corto, estás prácticas tan necesarias para una revolución socialista han quedado enredadas en el autoritarismo y el espejismo de la posibilidades de un Estado Benefactor o tachadas como utopías, sueños de un mundo mejor. Alguna gente, muy poco algo mal informados, han visto en esta representación del Estado una suerte de anti-capitalismo “pragmático y realista”, de forma que lo proyectan como la única solución al capitalismo salvaje y rapaz. Se trata de hacer al capitalismo una experiencia tolerable y de darle apariencia de justicia social a una constante y generalizada intervención estatal.

La política nuestra de todos los días está dominada por la “dicotomía” (neo)liberalismo-progresismo, ambas tendencias encerradas dentro de la lógica del capitalismo y su demarcación estatalizada acerca de lo que es “lo tuyo”, “lo mío” y “lo nuestro”. Bajo este discurso – algo simplificado para efectos de esta entrada – es que se inscriben los reclamos y promesas acerca de más y “mejores” empleos y aún, desde el adentro de este discurso podemos divisar los límites de alcanzar esas metas de forma permanente o estable.

Los ciudadanos de muchos Estados han visto “desvanecer” miles de empleos de forma cíclica en menos de una generación. Y esto no corresponde a mejores formas de sustento diferentes al empleo, sino que implican desahucios, ansiedad, depresión, frustración, mayores deudas, menos o ningún lujo, problemas familiares y hambre en no pocos casos. Sin embargo, la receta para esta enfermedad social vuelve a ser escritas en términos de empleo y las dosis del mismo que hacen falta. ¿Cuál es la receta actual, en Puerto Rico, para la creación de “nuevos” empleos? Otorgarle privilegios a patronos y capitalistas que van desde el subsidio de salarios con fondos del Estado, entiéndase, con los fondos pagados en impuestos por los ciudadanos, hasta una moratoria en el pago de ciertos impuestos y patentes, o sea, a que estas empresas se le exime, por cierto tiempo de aportar al fondo Estatal. Además, pueden retener parte del ingreso del empleado que en circunstancias usuales habría de parar en las arcas de Hacienda, pero en este caso, para costear los gastos en consumo de energía eléctrica. En pocas palabras, pueden tomar aun más de lo producido por los demás y aportar menos al Estado que los privilegia y promueve. Así se socializan despóticamente los costos de hacer negocio en Puerto Rico y mientras las ganancias las disfrutan unos pocos bajo el amparo de la protección estatal de la “propiedad privada”.

Nada nuevo queridos lectores, más de lo mismo.

– Pero al menos habrían más empleos.

Empleo, subempleo, desempleo y más empleo, esa resulta ser la única lógica del “status quo”.

Hace no muchos años, en Puerto Rico, era el Estado quien asumía el rol de crear empleos bajo su propia nomina. Así creció la escuela pública, la policía y todos los departamentos de servicios estatales. Al final, como ha quedado en evidencia durante los últimos 8 años, esto ha resultado muy costoso y virtualmente imposible de pagar con los recaudos impositivos y el constante endeudamiento estatal.

– Pues que cobren más impuestos a las corporaciones. Y si es necesario, que no se le pague (por ahora) a los bonistas.
– Pero, ¿para qué? ¿Para seguir fomentando monopolios de efectividad mediocre?
– Al menos habrían empleos.
– ¿Acaso no puede cada humano conseguir su sustento sin depender de la relación patrono-asalariado?
– Tipo no seas utópico y pon los pies en la realidad.
– No, no, de veras. Hablo de aquí y ahora y con lo que hay.

No somos pocos los que tenemos habilidades que bien podrían intercambiarse en el mercado actual y así mitigar la necesidad de trabajar por un salario. Alguna gente ya hace bizcochos, mecánica, plomería, etc., sin contar con la bendición estatal y contando con sus medios de producción. Algunos de estos viven toda su vida de esta manera sin necesidad de un salario adicional. Y si algunos legitiman sus auto-empresas es para evitar que Hacienda les cierre el quiosco por evasión. Y cuando lo hacen no es sin gran sacrificio y con la necesidad más tarde de orientar su empresa en formas más o menos capitalistas. Así se integran finalmente al círculo vicioso de generación de empleadores, empleados, sub-empleados y desempleados.

¿Y si en vez de darle privilegios a los empleadores se disminuyeran las trabas que desalientan el auto-empleo? Esto no requeriría subsidios del Estado y pudiera redundar en un mayor recaudo  tributario. Aun si los recaudos estatales no subieran, podría reducir el gasto estatal en ayudas por desempleo, insuficiencia alimentaria, gastos de salud, etc. ¿Por qué los “políticos” no mencionan nada similar a esto? Esa es la pregunta.

Cuando se discute la des-regulación de mercados siempre se apunta a los mercados capitalistas propiamente dichos, acerca de como pueden hacer negocios las corporaciones que dominan los mercados financieros, agrícolas, medicinas, etc. ¿Qué tal si desregulan los mercados que proveerían auto-empleo?

Continuaré presentando el argumento en términos reformistas para que sea más evidente como la soga sigue partiendo por lo más fino, aun cuando Alejandro insista en lo contrario.
Si usted tuviera muchas menos trabas estatales (por no decir ninguna) para auto-emplearse y se quedase sin trabajo bien pudiera ofrecer algún producto o servicio desde su casa, o a domicilio, hasta conseguir un nuevo empleo o seguir con su propio negocio desde su casa. Esto, a su vez, potenciaría mejoras a las condiciones de los asalariados porque bien pudieran optar por renunciar y hacer algo por cuenta propia en vez de aceptar malas condiciones laborales o pasar de un patrono a otro. Así mejoraría la posición de aquellos asalariados que no tienen contratos de unionado a la hora de negociar salarios, horarios, beneficios etc. con su patrono.

Esta situación no apunta a una revolución socialista, pero sería una manera plausible de disminuir el desempleo, aumentar la participación laboral, nivelar el sub-empleo y aún virar la tortilla en torno a la oferta y demanda del trabajo asalariado en favor del trabajador, pues contaría con mayores opciones que brincar de patrono en patrono. Y esto es sólo contando con las relaciones de mercado. Bien pudiera el Gobierno tolerar proyectos comunistas de agricultura, por ejemplo, sólo por probar más alternativas de auto-empleo. Obviamente esto implicaría que no podrían cobrarle ningún impuesto en moneda. Lo que dificultaría la extracción de riquezas por parte del Estado si abriese estos espacios. Digamos que le pide que contribuyan con una fracción de sus productos a los comedores de la escuela pública o alguna ONG, sólo por eso de obligarles a costear algún tipo de impuesto. ¿Adónde voy con todo esto?

Lo que intento reseñar es la actitud mafiosa del Estado, que limita las posibilidades de auto-sustento obligándonos así a participar en relaciones patrono-asalariado por necesidad. Aún más, el sistema de impuestos y regulaciones estatales nos imposibilita de cultivar y cosechar la tierra (individual o colectivamente) sin pagar al Estado una cuota por permitirnos esto (¡por permitirnos el auto-sustento!). Esto nos vuelve a tirar, a usted y a mí, dentro de un mercado Estatalmente estructurado para el beneficio último de la clase capitalista y la élite de poder que les protege y cobija. Y luego el Gobierno nos promete crear empleos para ayudarnos a “echar pa’ lante” y “progresar”. ¡Esto es una charlatanería!

La verdad es que no hay voluntad política en el Gobierno para repeler estas trabas. Y eso que lo propuesto no está lejos ni de los postulados (neo)liberales ni progresistas, aunque sí muy lejos del saqueo capitalista que ambos bandos sustentan cuando llegan al poder. El (neo)liberalismo y el progresismo sólo son escudos demagógicos para ocultarle a usted y a mí que no se nos permite trabajar libremente porque a la élite de poder se les haría más difícil el apropiarse del producto de nuestro trabajo. Las instituciones estatales y los capitalistas tendrían que (volver) a recurrir a términos más violentos para imponer sus prerrogativas, cosa bien que pudiera provocar (mayor) inestabilidad social, implicando malos tiempos de negocio para estos. Además, sería muy notorio que la estructura estatal efectivamente promueve la apropiación de los frutos del trabajo ajeno. Es por esto que tanto (neo)liberales como progresistas justifican (algunas o todas) estas regulaciones estatales como la única forma de alcanzar cierta calidad en los productos o servicios, protegiendo al consumidor y al ciudadano, y estabilizar el orden social, pues sino todo degeneraría en “anarquía”, caos y  una lucha feroz de todos contra todos.

– Es que no hay de otra. Las cosas son como son y tiene que haber un orden.
Pues próximamente reseñaremos las posibilidades del orden en la anarquía y sus beneficios para todos nosotros; excepto para los capitalistas, la élite de poder y sus vela güiras.

Reacción Preliminar: Al libro: Nación Postmortem. Ensayos sobre tiempos de insoportable ambigüedad.




1




Lo que valla a substituir a los nacionalismos(chovinismo pro-estadounidense y/o puertorriqueñismo-autocomplaciente). Será ese sentido de pertenencia y de conexión social. Será el compromiso tangible de cada sujeto con su comunidad libertaria y con los consejos de los trabajadores. Y viceversa.




Esto es algo que asumo que se podrá construir en la práctica de la resistencia. En el día a día en que se ponga en práctica la autogestión libertaria. En la lucha por crear ese bloque contra-hegemónico que entrara en confrontación directa con el orden colonial y capitalista imperante.




La propuesta o el proyecto de construir, de edificar, una nueva forma de autogobierno libertario que suplante al Estado-colonial y capitalista desmantela al idealismo burgués (y el idealismo de sus empleados) sobre la nación, sobre el Estado-Nación.




Los desposeídos y marginados no tenemos patria. Pero por eso mismo le arrebataremos el Puerto Rico a los ricos y lo socializaremos. No imponiéndonos como clase dominante-dado a que “el Estado” es la precondición de la sociedad de clases y lo que haríamos sería entonces crear una burocracia que serviría de empleada del ideal de la burguesía administrando sus asuntos- sino más bien luchando por auto-suprimirnos como clase, para así edificar nuestro mundo. Para así dejar de ser partícipes de la construcción de un mundo que no es el nuestro.




2


¿Y esto que propongo es o no es algún tipo de nacionalismo? Realmente no se precisar a ciencia cierta. Lo que puedo decir es que no es puertorriqueñismo de autocomplacencia, de turismo, de reinas de belleza, ni de deporte. Ni mucho menos se trata de un vulgar chovinismo pro-estadounidense.




Es más un sentimiento que parte de la afinidad natural al lugar de procedencia. Amo la tierra en donde me críe. Es la tierra y el espacio social que me hizo la persona que soy. Y personalmente no me gustaría vivir en otro lugar por muy cuesta arriba que sea provocar el cambio social en este país. Por muy duro que sean las cosas en este Puerto Rico contemporáneo.



3
Nuestra cultura del cambio social, nuestra contra-hegemonía, debe basarse en la resistencia social y en la crítica y autocrítica a dichos procesos históricos de resistencia. La verdadera cultura puertorriqueña es la cultura combativa de los de abajo. Y debe expresar los nuevos valores libertarios de forma tal que puedan ser parte de nuestra vida cotidiana. Y esta historia de resistencia debe escribirse para que nos sirva como arma para desmantelar piedra por piedra la hipocresía del orden colonial imperante.




Sobre los símbolos como la bandera y el himno. Tengo que decir que sospecho grandemente del puertorriqueñismo. El puertorriqueñismo-autocomplaciente es la estandarización de la cultura colonial puertorriqueña. Y se impone como la ideología dominante que aliena a los explotados para que encontremos la dominación del Estado-colonial y la explotación capitalista como cosas deseables y naturales.




¿Por qué si hay colonialismo el puertorriqueño no se rebela? ¿Por qué si existe lucha de clases el pueblo trabajador no se rebela? Esas son las dos preguntas que debemos intentar contestar en conjunto.




Yo por mi parte, sospecho que algo hay en nuestra cultura(o en lo que se representa como tal), en sus puntos de partida, en su estructura, en las reglas de juego que nos impone la democracia liberal, en el tradicional bipartidismo (conjunto con ese partido que nunca gana pero que siempre cumple con su poderoso rol ideológico de legitimización al sistema) , en el estatus-centrismo, etc.




Incluso el discurso puertorriqueñista carga con su opuesto, es decir, el chovinismo-proestadounidense. Conflicto entre ambas posturas que conduce siempre al debate de sordos. Aunque teniendo en común la visión del Estado-paternalista. Polemizando (o jugando a polemizar) por diversos enfoques del capitalismo; ya sea el enfoque neoliberal o el enfoque neo-keynesiano. Pero siendo ninguno de esos enfoques capaces de negar la fusión económica-estatal.




Por  Rakim  Calderón  Bernal

















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NO votarás


Al menos eso me dicta mi conciencia. No porque votar sea un tabú entre anarquistas (yo personalmente voté en contra de la reducción del derecho a la fianza en el referéndum pasado), sino porque votar en las elecciones generales de un sistema gubernamental representativo no resuelve nada, nothing, rien en buen francés; un soberano carajo en buen castellano. Pero usted pudiera opinar diferente por múltiples razones. Consideremos algunas de estás.

Tú debes votar...
  1. porque es un derecho y si no lo usas lo pierdes.
También es un derecho la libertad de expresión y de asamblea. Aún así el Acta Patriótica (entre otras prácticas, por ejemplo la histórica Ley de Mordaza, etc.) pueden inutilizar sus efectos. Lo mismo sucede con las elecciones. ¿De qué sirve tener un representante que luego de elegido olvida cada promesa, reclamo o necesidad de sus representados? De nada, nothing, rien...
   2.  porque la Administración (PNP) actual no sirve.
Ok. Y ¿cuál ha de servir y para qué?  Mayormente vienen ha servirse con megaproyectos en favor de sus conocidos, aliados, etc. Y eso de ¿qué nos sirve? De nada, nothing, rien...
   3.  para impulsar los candidatos del Partido del Pueblo Trabajador.
Gente, la mona aunque se vista de seda, mona se queda.
Este partido, según han declarado sus candidatos, propone fortalecer y acrecentar la centralización estatal (sector público le llaman). Conciliar esto con la autogestión obrera es fácil decirlo en palabras, sólo en palabras. Al final quedan dos opciones: o la centralización estatal o la descentralización libertaria. Los puntos medios sólo son más de lo mismo; otra forma de vender el status quo con la carga onerosa que representa la institución gubernamental. En este sentido, sus propuestas para liberar al trabajador del capitalista pudieran quedarse tan cortas como casi nada, nada, nothing, rien...
   4. porque está en juego la descolonización.
Sí sí, claro. ¿Quién dice? El Congreso de EEUUA no ha recomendado ni avala la consulta. O sea, se trata de una consulta no vinculante convocada luego de que cayera la popularidad del Gobernador incumbente. De la forma implementada es incapaz de enviar un mensaje claro y contundente a favor de ninguna opción no colonial. La triste realidad es que para descolonizar a Puerto Rico, el plebiscito servirá de nada, nothing, rien...
   5. porque no se saca nada con no votar.
Todo lo contrario. Se logra muy poco o nada (en favor del socialismo y la libertad) votando en las elecciones generales. Votando por representantes no se logra nada.

No votar es un argumento válido contra un sistema injusto que utiliza la violencia para ordenar la sociedad en el mayor beneficio de unos pocos. La forma más clara de mostrar que nuestras acciones favorecen la autogestión es desvinculándonos del sistema de legitimación del autoritarismo disfrazado cómo sacrosantas elecciones generales.

Apenas quedan pocos días antes de las elecciones generales del 6 de noviembre; sólo un día de cada cuatro años. Pero tu vives la vida todos los días, por cada semana, mes y año.

Riega la voz. ¡Anímate! Atrévete a no votar. Comienza tu (r)evolución social hoy.

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PS

Si aun así encuentras razones para votar, recuerda que la (r)evolución social está en como vivimos cada uno de nosotros cada día. No descanses tus ideales en la autoridad de otros. Retoma tu autonomía individual y ayúdanos a construir una mejor sociedad desde la igual-libertad, la solidaridad y la Anarquía.

Yo, el 6 de noviembre, no iré a votar.

COMENTARIOS: SOBRE EL ESCRITO DE ANTONIO QUIÑONES CALDERÓN, A ZAFARSE DEL COLONIALISMO. PUBLICADO EN EL PERIÓDICO EL NUEVO DÍA PÁG. 55 DE PERSPECTIVAS.




Comentarios:  Sobre  el  escrito  de  Antonio  Quiñones  Calderón,  A  zafarse  del  colonialismo.  Publicado  en  el  periódico  El  Nuevo  Día  pág.  55  de  Perspectivas. 



El  Artículo   comienza  hablándonos  sobre  “la  importancia  histórica   del  plebiscito  de  status  que  se  celebrará  el    6  de  noviembre  del  2012  (conjunto  las  elecciones  generales).  Luego  de  esto  parte  describiendo  las  dos  visiones  de  gobierno   que  dominan  el  discurso  político  puertorriqueño (tanto  de  izquierda  como  de  derecha)  que  según  él  se  nos  presentan  como  encontradas.

“la  elección  general  del  próximo 6  de  noviembre  es  la  más importante  de  nuestra  historia  electoral.  Al  menos,  de nuestra  historia  electoral  moderna.

Dos  razones  abonan  a  esa  realidad.  La  primera,  porque como  nunca  antes  están  en  competencia dos  visiones  de gobierno  diametralmente  opuestas.”


Nombro  a  estas  dos  visiones  predominantes  como  el  “neoliberalismo-conservador”  y  el  “neokeynesianismo-populista”.  Aunque  al  fin  y  al  cabo,  ambas  visiones  se  nos  presentan  de  manera  integrada.   Un  modelo  se  nutre  del  otro,  uno  hereda  cosas  del  otro,  ni  dentro  del  “engaño  espectacular”,  el  uno  y  el  otro  se  rechazan  mutuamente”. 

Pero  siguiendo  en  el  análisis  del  artículo.  Antonio  describe  lo  que  yo  nombro  como  “neoliberalismo-conservador”,  de  la  siguiente  forma;


“ (…)se  enfoca  en  unas  políticas  de  responsabilidad  fiscal,  de  austeridad  y  apuntalamiento  efectivo  de  una  correcta  escala  de  prioridades  de  obras  y  servicios  y  en  la  participación  del  sector  privado  en  las  estrategias  de  desarrollo  social  y  económico  que  sustituyan  el  viejo  patrón  del  Estado-paternalista.(…)”



Esta  es  una  lectura  de  lo  que  es  el  neoliberalismo  desde  las  categorías  de  análisis  del  sistema  (modelo  o  visión)  que  le  precedían.


 En  Puerto  Rico,  como  en  ningún  otro  lugar,  es  clara  la  fusión  económica-estatal.  El  desarrollo  del  capitalismo  a  nivel  internacional  va  de  la  mano  del desarrollo  del  Estado-Moderno  o  Burgués.  Sólo  que  en  Puerto  Rico  este  desarrollo  del  capitalismo  relacionado  al  desarrollo  de  la  “maquinaria  estatal  moderna”  surge  de  una  forma  todavía  más  explicita,  poniendo  en  ridículo  las  categorías  de  análisis  (dominantes)  del  “liberalismo  clásico”  y  del  discurso  anacrónico  (  ya  desde  el  nacimiento  de  la  gran  industria”)  del  “libre  mercado”.  Esto  porque  el  recorrido  histórico  desde  el  proceso  de  industrialización  y  modernización  del  país,  hasta  llegar  al  actual  estado  de  sociedad  de  consumo1”  se  dio  por  invitación  e  “intervención  del  Estado2” .  Un  Estado  un  tanto  especial,  dado  a  su  subordinación  a  las  leyes  del  Congreso  de  los  Estados  Unidos  (falta  de  soberanía).  Pero  Estado  en  ultima  instancia…,  con  sus  aparatos  represivos  e  ideológicos”4  muy  originales  y  propios. 


Por  ello  sostengo  que  es  muy   importante  dejar  claro  que  el  neoliberalismo  no  busca  substituir  el  “viejo  patrón  del  Estado-paternalista”.  Sino  más  bien  adaptar  a  la  maquinaria  estatal  a  los  caprichos  del  sector  financiero  y  las  multinacionales.  En  otras  palabras,  adaptar  “al  Estado”  en  base  a  las  necesidades,  leyes  y  caprichos   del  capitalismo  globalizado.  


El  “neoliberalismo”  sigue  siendo  un  proyecto  político  que  viene  de  las  disciplinas  del  Derecho  y  la  Economía  Política.   Disciplinas  por  excelencia  de  los  “hombres   de  estado”  y  que  son  aplicadas  desde  el  “poder  del  Estado”.


El  estado-bienestar  se  transforma  para  abrir  paso  a  las  nuevas trasformaciones  del  capitalismo  globalizado.  Incluso  me  atrevería  a  comparar a  los   Estados-Nacionales  con  el  modelo  de  una  “neo-colonia”  sólo  que  sin  Nación  Imperial  definida.  Dado  a  que  el  papel  de  la  “Nación  Imperial”  lo  estarían  jugando  las  multinacionales  y  el  sector  financiero. 


Es  decir,  que  “Puerto  Rico  es  la  colonia  más  vieja  del  mundo  en  el  preciso  momento  histórico  en  que   los  Estados-Nacionales  se  conforman  como  neo-colonias  del  capitalismo  globalizado”. 


“El  Estado”,  es  pues,  aquel  concepto  abstracto  que  agrupa  ciertas  instituciones  sociales  dedicadas  a  regir  sobre  un  territorio  y  sobre  el  capital  humano” que  habita  sobre  ese  territorio.  (Instituciones  o  aparatos  de  estado,  al  servicio  del  “imperio  del  capital”. )


Pero  volviendo  a  citar  a  Antonio,  este  describiendo  aquella  visión  neoliberal  nos  habla  sobre; 

 “la   implantación  de  las  medidas  medulares,  que  aunque  políticamente  odiosas  y  costosas,  deban  tomarse  para  el  bien  del  colectivo  presente  y  futuro”.


 A  lo  cual  podemos  decir  que  aquí  nos  encontramos  con   el  paquete  de  las  medidas  medulares  dedicadas  al  control  social  y  técnico  que  requiere  el  capitalismo  cambiante.  Esto  sin  importar  la  opinión  de  la  población  puertorriqueña,  trastocando  así  (y  volviendo  sal  y  agua)  el  viejo  discursos  democrático  infantil  que  inspiraban  a  los  partidarios  del  “estado-benefactor”  o  estado-patrón”. 


Lo  que  quiere  decir  que  con  el  surgimiento  del  “frente  neoliberal”  la  “democracia  representativa”  ha  muerto.  Y  ha  muerto  porque  el  neoliberalismo  además  de  negar  y  volver  imposible  la  democracia  evidencia  en  su  practica  la  ineficacia  y  lo  explotador  y  alienante  del  “viejo  modelo”  del  estado-paternalista,  benefactor  y/o  patrono. 


Luego  de  describir  el  neoliberalismo,  Antonio  describe  la  otra  visión  en  disputa  y  contra  la  que  él  personalmente  se  levanta  o  se  rebela.  “La  del  viejo  modelo”,  la  que  yo  nombro  como  neokeynesianismo-populista”; 


“La  otra  visión  en  competencia  es  la  de  la  administración  de  un  estado-patrono,  la  que  ve  y  administra  el  presupuesto  del  Estado  como  el  de  una  oficina  de  empleos  en  agencias  y  departamentos –a  más  empleos  en  la nómina  gubernamental,  más  fuerte  será  el  respaldo  electoral-,  que  para  los  políticos  de  tal  visión,  es  lo  que  cuenta.  Aunque  lleve  a  la  quiebra  al gobierno  al  extremo  de  tener  que  cerrarlo,  como  ocurrió  en  2006,  y  se quede  la  administración  sin  dinero  inclusive  para  financiar  los  programas  más  puntuales  para  el  pueblo.  Es  la  visión  que  castra  el  orgullo  del ciudadano  de  saberse  útil  y  mengua  su  responsabilidad  personal  en  forjar  su  propio  porvenir.  Es  como  la  mano  extendida  del  pedigüeño.”



Y  es  está,   tristemente,  la  bandera  política  de  “nuestra  izquierda”.  Los  opositores  al  “frente  neoliberal”  se  presentan  como  partidarios  de  alguna  suerte  de  neokeynesianismo-populista  en  el  que  “el  Estado”  debe  volver  a  su  papel  principal  en  la  economía  para  proteger  y  defender  a  los  sectores  más  marginados  y  rezagados  por   el  “capitalismo  salvaje”  (sistema  que  impone  la  desigualdad  y  la  separación,  porque  la  desigualdad  y  la  separación  se  encuentran  en  su  propia  naturaleza).  Incluso  comúnmente  esta  perspectiva  se  nos  presenta  como  el  proyecto  histórico-político  de  los  representantes  de  las  clases  subalternas  y  trabajadoras.


 El  problema  con  esto  es  que  precisamente  como  nos  dice  Antonio,  esta  visión  favorece  la  perspectiva  de  “la  mano  extendida  del  pedigüeño”.    Según  esta  visión  “el  Estado”  tiene  el  deber  moral  de  resolver  todos  nuestros  problemas.  Nosotros  como  ciudadanos  nos  convertimos  entonces  en  meros  espectadores  pasivos.  Relegamos  nuestra  capacidad  de  participar  y  resolver  directamente  nuestros  propios  asuntos  al  “Dios-Estado”.  ( Lógica  del  ciudadano  súbdito  del  “Dios-Estado”  muy  aprovechada  por  la  administración  “neoliberal”  de  Luis  Fortuño  y  potenciada  curiosamente  por  “las  resistencias”.)


“El  Estado”  entonces  en  su  búsqueda  de  crear  empleos  para  aumentar  el  consumo   y  la  circulación,  acrecienta  la  burocracia  y  la  división  del  trabajo  en  áreas  totalmente  improductivas  o  que  no  encajan  con  un  orden  coherente  de  prioridades  y  necesidades. 


Por  ello  antes  del  despido  de  empleados  públicos  abría  que  estudiar  cuan  productivas  eran  las  posiciones  que  ocupaban  esos  empleados  públicos  despedidos,  para  el  país.  Y  no  es  porque  sea  partidario  de  los  despidos  como  “los  neoliberales”  (  que  desean  que  el  presunto  endeudamiento  o  inversión  del  estado  en  crear  las  condiciones  para  que  las  multinacionales  puedan  operar  en  el  país  sean  costeadas,  no  por  los  ricos  y  poderosos,  sino  por  las  clases  subalternas  y  trabajadoras)  ,  sino  que  lo  que  trato  de  evidenciar  es  otra  cosa,  es  decir,  la  lógica  del  mundo  de  la  separación  que  supone  el  capitalismo  y  la  lógica  de  un  régimen  que  obstaculiza    la  participación  directamente  de   los  ciudadanos  en  la  vida  política  de  nuestro  país  .  La  lógica  de  una  economía  que  se  ha  hecho  autónoma  y  en  la  que  ya  no  importa  la  producción  (el  valor  de  uso)  sino  la  circulación  separada  de  capitales  (el  valor  de  cambio). 


Para  entender  lo  que  quiero  decir  con  el  concepto  aparentemente  poético  del  “mundo  de  la  separación”  me  detengo  a  explicarlo. 


Bajo  cualquier  sociedad  estatal-capitalista  existen  amplios  sectores  de  la  población  que  se  encuentran  desposeídos  de  los  medios  de  producción  quedando  condicionados  a  vender  su  fuerza  de  trabajo  a  cambio  de  un  salario,  a  robar(  y  las  diversas  maneras  de  robar)  y  a  mendigar  (y  las  diversas  maneras  de  mendigar),  etc…  Esta  separación  de  los  trabajadores  y  de  los  instrumentos  de  trabajo  hacen  que  lo  que  dirigen  la  economía  no  lo  hagan  en  base  a  los  intereses  de  los  propios  trabajadores,  sino  en  base  a  los  intereses  que  impone  la  identidad  de  ser  un   “funcionario  del  capital”.  Que  a  su  vez  se  comportan  como  esclavos  de  una  lógica…,  la  lógica  de  la  acumulación  de  capital  por  el  mero  hecho  de  acumular  capital.


 Esto  quiere  decir  que  los  trabajadores  producen  todo  lo  que  nos  rodea  pero  ese  todo  que  nos  rodea  no  se  encuentra  precisamente  organizado  para  beneficiar  a  quienes  produjeron  “el  todo”.  El  fruto  del  trabajo  de  los  trabajadores,  bajo  el  capitalismo,  no  es  sinónimo  de  bienestar  social  y  colectivo.  Sino  sinónimo  de  salario,  expresado  en  dinero-mercancía,  intercambiable  por  otras  mercancías  producidas  bajo  similares  condiciones  de  explotación  y  alienación  alrededor  del  mundo. 


Todo  lo  que  se  produce  se  produce  por  su  rentabilidad  económica  y  no  para  el  beneficio  social  y  colectivo.  Si  se  construyen  viviendas,  por  ejemplo,   no  es  para  que  “los  sin  techo”   puedan  disfrutar  de  un  techo,  sino  para  vender  esas  viviendas  a  precios  imposibles  o  elevadísimos  para  los  asalariados  y/o  obligar/condicionar  a  los  asalariados  a  ser  no  solo  esclavos  del  salario,  sino  también  esclavos  de  la  deuda.  Además  de  ser  esclavos  del  fetiche  de  vivir  en  un  sector  lujoso  como  indicativo  de  que  los  asalariados  están  accediendo  en  la  estratificación  social.  Es  decir,  una  necesidad  básica  como  la  vivienda  trasformada  en  lujo/fetiche  exclusivo  de  quienes  pueden  darse  el  lujo  y  disfrutar  del  fetiche  de  disfrazarse  de  elite.    


Otro  indicativo  básico  de  como  funciona  “el  mundo  de  la  separación”  podría  ser  el  cómo  muchos  puertorriqueños  residen  en  un  pueblo/municipio  y  trabajan  en  otro  pueblo/municipio  mucho  más  distante.  Pueblos/municipios  unidos  por   un  sistema  de  carreteras  que  potencia  y  obliga  a  la  utilización  del  automóvil-mercancía  en  un  archipiélago  en  donde  existen  más  autos-mercancías  que  gente.  Encontrándose  los  habitantes  de  este  archipiélago  totalmente  separado  de  los  espacios-políticos  y  los  medios  de  producción  para  planificar,  debatir   y  organizar  horizontal  y  participativamente  un  sistema  de  trasporte  público  verdaderamente  adecuado  y  eficiente  que  funcione  para  todo  el  país.  Esto  sin  abordar  el  efecto  aislante,  fetichista  y  mecánicos  que  se  potencian  mediante  el  uso  del  automóvil.  Nada  más  con  el  hecho  de  que  la  gente  se  sienta  a  esperar  a  que  una  maquina  como  un  automóvil,  por  su  continuo  uso  (pensada  y  fabricada  para  un  clima  no  tropical  como  Puerto  Rico)  no  se  dañe  nunca  y  nos  dure  toda  la  vida.  Es  indicativo  de  la  separación  de  la  población  (espectadora  y  consumidora)  con  el  proceso  de  producción  y  con  su  realidad  material.  Esto  sin  contar  que  si  la  razón  de  la  existencia  de  una  empresa  es  el  vender  por  el  mero  hecho  de  vender…,  el  vender  una  mercancía  que  dure  demasiado  podría  significar   la  quiebra  de  tal  empresa.


 Y  de  aquí  podríamos  seguir  sacándole  la  quinta  pata  al  gato…,  pero  para  no  detenernos  en  esto  podría  presentar  otro  ejemplo.


Por  ejemplo,   la  intención  de  imponer  el  proyecto  del  Gasoducto  para  mi  puso  en  evidencia  perfectamente  lo  que  es  “el  mundo  de  la  separación”  y  de  la  incapacidad  de  participación  directa  del  pueblo  a  la  hora  de  resolver  sus  propios  asuntos.  Es  decir,  allí  ciertas  “comunidades”  no  consultadas  querían  ser  desplazadas  por  los  capricho  de  la  administración  de  turno.  A  ninguno  de  los  habitantes  de  “las  comunidades”  sobre  las  que  se  quería  construir  el  Gasoducto  se  les  pregunto  y  se  les  hizo  parte  de  la  planificación  de  un  proyecto  energético  (algo  tan  importante  que  debe  interesar   a  todo  un  país).  Esto  devela  lo  necesario  que  es  luchar  por  construir    espacios  de  participación  horizontal,  democrática  y  federada  para  impedir  precisamente  que  pequeños  grupos  decidan  por  la  totalidad  del  pueblo  en  base  intereses  que  les  son  ajenos. 


Y  es  esto,  entre  otras  cosas,  que  hacen  del  discurso  de  la  “democracia-representativa”  un  chiste  de  mal  gusto.  Además  de  poner  entredicho  que  tipo  de  trasformación  política  queremos  dado  a  que  entre   las  opciones  de  estatus  que  se  promueven,  ninguna  de  ellas  busca  la  verdadera  democracia  participativa.  Sino  que  el  tema  del  estatus  es  visto  desde  la  óptica  de  los  “hombres  de  estado”;  desde  la  disciplina  del  Derecho  y  la  Economía  Política.  (Es  decir,  desde  arriba  hacia  abajo.  El  pueblo  siendo  visto  como  “carne  de  cañón”  y    “capital  humano”  para  los  caprichos  de  nuestra   “clase  política”  y  demás  “funcionarios  del  capital”.


Por  eso,  ¡ahora!,  abordando  el  tema  principal  del  escrito  de  Quiñones,  que  trata    sobre  la  presunta  “importancia  histórica”  del  plebiscitó  del  6  de  noviembre  sobre  estatus.  Prefiero  hablar  sobre  la  “importancia  histórica”  del  tiempo  que   nos  contiene.  Con  el  objetivo  de  “problematizar”  y  contrastar   el  Puerto  Rico  de  hoy,  con  el  discurso  del  “paradigma  colonial”  que  circunscribe  y  determina  las  diversas  manifestaciones,  expresiones  e  interpretaciones  ideológicas  en  la  “política  puertorriqueña”. 


Lo  que  me  conduce  a  formular  la  conclusión  de  que  desde  mucho  tiempo  hemos  sido  esclavos  de  la  reproducción  discursiva  de  “nuestra  historia”  por  medio  de  los  aparatos  ideológicos  de  Estado  tales  como;  la  escuela,  la  Universidad,  los  medios  de  comunicación  de  masas,  las  instituciones  culturales,  etc. 


Digo  esto  porque  sospecho  grandemente  de  la  rutinaria  invocación  de  los  sucesos  clásicos  de  nuestra  historia  a  la  hora  de  hablar  del  problema  del  estatus; 


Por  primera vez  en  más  de  medio  siglo –en  519  años exactamente,  es  decir,  desde  nuestro  surgimiento  como pueblo-,  los  puertorriqueños  tendremos  la  primera oportunidad  en  nuestras  vidas  de  responder  a  una  pregunta vital  que  va  al  tuétano  de  la  dignidad  personal  de  cada uno  y  de  la  dignidad  colectiva  del  territorio  no  incorporado que  habitamos  desde  1898:  ¿deseas  continuar  viviendo  bajo el  oprobio  de  la  colonia  que  nos  ha  menguado  como pueblo  a  lo  largo  de  nuestra  historia,  o  deseas  sacudirte  del  humillante  y  castrante  coloniaje  transferido  en  1898  de la  corona  española  al  águila  estadounidense?

Nunca antes se nos había hecho la pregunta. No se nos hizo en 1898 cuando fuimos conquistados como botín de guerra. No se nos hizo en 1917 cuando se nos atosigó la Ley Jones, cuya ignominia colonial quedó intacta, sin quitarle una sola coma ni un solo punto en sus alcances políticos, con la aprobación en 1952 del llamado estado libre asociado, que ya desde su nombre, adoptado por sus propulsores, constituye un oxímoron político.

Aún con los defectos que plantea la consulta de estatus del 6 de noviembre -el primero: es una vergüenza que a un pueblo haya que consultarle si quiere mantener su régimen colonial; en nuestro caso, la barbarie política del estado libre asociado a la altura del tercer milenio de la humanidad-, la oportunidad debe ser aprovechada para decirle al mundo que ha cesado la colonia más antigua del mundo.


Toda  esta  cuestión  se  me  presenta  de  momento  como  un  “performance”  o alguna  suerte  de  ritual  a  la  hora  de  hablar  del  estatus.  Sospecho  de  la  constante  invocación  del  Tratado  de  Paris  o  la  Ley  Jones.  Esto  porque  aquí  no  veo  análisis  sino  el  empleo  de  datos  históricos  para  expresar  la  frustración  y  la  vergüenza  que  reproduce  el  hecho  de  que  no  hemos  todavía  evolucionado  a  Estado  Nacional  o    como  parte  de  un  Estado  Nacional.  Frustración  y  vergüenza  que  desestabilizan  nuestra  identidad  y  por  tanto  nuestra  salud  mental.  Que  nos  hace  sentir  menos  y  que  afecta  nuestra  autoestima  como  individuos  y  como  colectivo.  Esto  pues  no  es  un  análisis  serio  de  la  sociedad,  sino  mas  bien  un  ejercicio  de  masoquismo. 


Como  una  vez  me  comento  un  compa;  Puerto  Rico  existe  y  entra  a  la  historia  como  colonia”.  Pero  siempre  he  tenido  la  intuición  que  me  dicta  que  “nuestro  régimen”,  si  bien  es  colonial,  nuestro  caso  particular  a  redefinido  lo  que  se  entiende  común  e  internacionalmente  por  “colonia”.  Cosa  que  no  se  comenta  y  que  ha  obstaculizado  el  camino  a  la  hora  de  dar  una  interpretación  más  completada  de  nuestra  realidad  puertorriqueña.  Cosa  que  ha  impedido  el  desarrollo  de  una  contestación  adecuada. 


Por  ello  las  preguntas  que  me  siguen  atormentando  son  las  siguientes;  ¿cual  es  el  punto  de  luchar  por  la  soberanía  de  un  Estado  y/o  integración  plena  a  un  Estado,  en  tiempos  donde  vivimos  la  crisis  de  las  soberanías  y  en  donde  empezamos  a  vivir  el  ocaso  de  las  superpotencias?  ¿Qué  sentido  tiene  el  “debate  sobre  estatus”  en  tiempos  en  donde  se  vive  la  crisis  y  el  estancamiento  de  las  democracias  representativas?  ¿Y  que  tipo  de  colonia  es  Puerto  Rico,  dado  a  que  los  puertorriqueños  estamos  bastante  integrados  a  las  instituciones  estadounidenses,  y  de  lo  que  carecemos  es  del  espejismo  (o  del  derecho)  de  votar  por  el  presidente  y  enviar  “representantes”  al  Congreso?


Estas  son  las  preguntas  que  me  he  hecho  en  el  preciso  momento  en  que  logre  exiliarme  de  lo  que  llamo  por  ahora  el  “paradigma  colonial”  para  empezar  a  concebir  a  Puerto  Rico  fuera  de  la  burbuja  dominante.   Es  pues  un  ejercicio mental  que  me  sirve  para  intentar  y  ensayar  otro  tipo  de  interpretación  que  le  de  sentido  a  otro  tipo  de  contestación  que  justifique  la  lucha  de  abajo  hacia  arriba.  Quizás  utilizando  herramientas  teóricas  insuficientes,  incompletas,  o  superadas  como  las  propuestas  por    Althusser  con  sus  “aparatos  ideológicos  de  Estado”.  O  la  “teoría  del  espectáculo”  propuesta  por  Debord. 


Espero  poder  desarrollar  esto   por  medio  del  debate  amistoso  y  por  medio  del  estudio  consecuente  de  la  realidad  puertorriqueña.  Y  por  medio  del  desarrollo  y   la  adopción  de  un  marco  teórico  adecuado  a  los  nuevos  tiempos.




Notas: 


1.     Sociedad  de  consumo:  Sociedad  de  consumo  o  sociedad  de  abundancia  son  dos  conceptos  que  uso  como  sinónimos  y  que  los  utilizo  para  describir  el  capitalismo  avanzado  que  impera  en  Puerto  Rico.  Un  capitalismo  que  ya  no  se  preocupa  por  la  producción,  sino  por  el  desarrollo  del  sector  terciario  o  de  servicios.  Privándonos  entonces  de  la  capacidad  de  gozar  de  un  país  con  el  mayor  grado  de  autosuficiencia  posible.  Es  una  economía  donde  construir  centros  comerciales es  sinónimo  de  progreso  y  en  donde  el  desarrollo  de  la  agricultura  o  de  industrias  nacionales  es  visto  como  un  atraso  o  de  poca  importancia.  Una  economía  donde   el  imaginario  de  parque  temático  impera.  En  este  estado  actual  del  capitalismo  los  asalariados  (y  no  empleados)  no  solo  son  visto  como  fuerza  de  trabajo,  sino  también  como  consumidores-espectadores  del  espectáculo  que  implica  la  sociedad  de  consumo  o  de  abundancia.  Una  sociedad  en  donde  el  desarrollo  de  las  fuerzas  productivas  permite  la  abundancia  de  mercancías  pero  en  donde  el  acceso  a  esas  mercancías  esta  regulado  por  las  relaciones  de  producción  capitalistas. 






2.     Intervención  estatal: Sostengo  la  hipótesis  de  que  el  lenguaje  se  configura  como  engañoso  dado  a  que  por  la  fuerte  influencia  de  la  ideología  dominante  se  nos  hace  difícil  concebir  la  fusión  económica-estatal.  Por  eso  entiendo  que  existe  una  tendencia  a  utilizar  el  termino  de  “intervención  estatal  en  la  economía”  cuando  la  economía  capitalista  de  por  si  se  desarrolla  gracias  al  Estado. 


3.     Ideologia  y  aparatos  Ideologicos  de  Estado.  Freud  y  Lacan,  por  Louis  Althusser.  
















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